Desde el pasado 25 de diciembre, Netflix nos descrestó con una nueva producción que cuenta la historia de una niña brillante llamada Matilda Wormwood (Alisha Weir) que vive con unos padres que la desprecian y dejan de lado.
Cuando la niña finalmente llega a la escuela, ya ha pasado años leyendo libros y formándose de forma autodidacta, por lo que se vuelve muy amiga de su maestra y esto resulta desencadenando una serie de sucesos que cautivan a los espectadores.
En la escuela conoce a la bondadosa señorita Jennifer Honey (Lashana Lynch) y también a la directora del establecimiento, la temible Agatha Trunchbull (Emma Thompson), más conocidas en su versión original como la Señorita Miel y la maestra Tronchatoro.
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Sin duda es un viejo truco de marketing en el que hacen una nueva versión de una producción con un título que le haga creer al espectador que se trata de una versión similar a la original. Sin embargo, en el caso de Matilda de Roald Dahl: el musical, hablamos de una adaptación de la obra teatral que desde enero del año 2011 se presenta en el West End londinense.
En la adaptación al teatro fue realizada por Tim Minchin, autor de las canciones, y dirigida aquí por Matthew Warchus, vemos una alternativa con algo de humor de la forma en que lidia la niña con la familia. Acompañada de asombrosos números de canto y baile aprovechan con canciones como»Revolting Children» y «Miracle» y «When I Grow Up».
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Incluso, para la adaptación de la versión teatral al cine, la producción convocó al mismo director que llevó el musical a los teatros británicos.
En ese clásico del cine, la protagonista está interpretada por Mara Wilson en la que se considera una de las mejores actuaciones infantiles de la década. Sin embargo esta producción tiene varios cambios, por ejemplo, eliminaron por completo a Michael, el hermano de Matilda y canciones que fueron aclamadas en el estreno original como “Telly”.
A pesar de todo esto, Alisha Weir cautivó a los espectadores al cantar “Naughty”, uno de los temas representativos de esta versión.
